
A causa de las prácticas de pesca humanas, las poblaciones de tortuga carey (Eretmochelys imbricata)
a lo largo de todo el mundo se encuentran en serio peligro, por lo que
ha sido clasificada por la Unión Internacional para la Conservación de
la Naturaleza como especie en peligro crítico de extinción. Varios
países, como China y Japón, han cazado tortugas carey por su carne,
considerada un manjar. Los caparazones del carey y el material que los
constituye (también llamado carey) ha sido empleado para la confección
de objetos decorativos. Asimismo, se denomina carey, por extensión, al
material del que se conforman los caparazones de otras tortugas marinas
empleados en idéntica producción artesanal. Según el Convenio sobre el
Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Salvaje Amenazadas
(CITES), la captura y comercio de tortugas carey y sus productos
derivados son ilegales en muchas naciones.
AMENAZAS
El
interés económico de los productos derivados de esta especie son el
peligro principal, además de los peligros a que se ven sometidas todas
las demás especies, como son la pesca, los vertidos, y la contaminación
por petróleo (GEORGE, 1997).
El principal destino de los productos de carey ha sido Japón, donde antes de parar de importar caparazones de otros países en 1992 se llegaban a importar alrededor de 30000 kg al año, y que recibía en los años 60 y 70 el 90% de la producción mundial. No obstante algunos países con importantes stocks de este material están intentando que la CITES cambie su actual estatus de prohibición de su comercio.
Los caparazones se usan como objetos de decoración tal cual, y también para confeccionar otros objetos como monturas de gafas, boquillas para cigarros, peines, espejos...
Además varios países como China y Japón las cazan por su carne, considerada un manjar.
Uno de los agravantes de que la especie no se recupere rápidamente es su propia biología, ya que es una especie de larga vida y por lo tanto lento crecimiento, con una baja tasa de reproducción.
Una de las causas de su disminución son las prácticas de pesca donde quedan atrapadas las tortugas y mueren intentando huir.
El principal destino de los productos de carey ha sido Japón, donde antes de parar de importar caparazones de otros países en 1992 se llegaban a importar alrededor de 30000 kg al año, y que recibía en los años 60 y 70 el 90% de la producción mundial. No obstante algunos países con importantes stocks de este material están intentando que la CITES cambie su actual estatus de prohibición de su comercio.
Los caparazones se usan como objetos de decoración tal cual, y también para confeccionar otros objetos como monturas de gafas, boquillas para cigarros, peines, espejos...
Además varios países como China y Japón las cazan por su carne, considerada un manjar.
Uno de los agravantes de que la especie no se recupere rápidamente es su propia biología, ya que es una especie de larga vida y por lo tanto lento crecimiento, con una baja tasa de reproducción.
Una de las causas de su disminución son las prácticas de pesca donde quedan atrapadas las tortugas y mueren intentando huir.
MEDIDAS DE CONSERVACIÓN
Actualmente CITES considera completamente ilegal en muchos países la captura y comercio de estas tortugas y sus derivados.
En lugares donde ha habido una intensa explotación y actualmente existe protección, se espera que el número de huevos y eclosiones de los mismos aumente muy rápidamente, no solo por que al protegerlas sobreviven más hembras que llegan a poner, si no porque podrán volver en sucesivas estaciones de cría.
La participación a nivel local en los esfuerzos de conservación ha aumentado en los últimos años.
El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (United States Fish and Wildlife Service) la clasificó como amenazada en 1970, y tiene numerosos planes para conservar a sus poblaciones.
En lugares donde ha habido una intensa explotación y actualmente existe protección, se espera que el número de huevos y eclosiones de los mismos aumente muy rápidamente, no solo por que al protegerlas sobreviven más hembras que llegan a poner, si no porque podrán volver en sucesivas estaciones de cría.
La participación a nivel local en los esfuerzos de conservación ha aumentado en los últimos años.
El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (United States Fish and Wildlife Service) la clasificó como amenazada en 1970, y tiene numerosos planes para conservar a sus poblaciones.

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